CURSO Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres

 

OBJETIVOS

  • Sensibilizar y formar a la población en materia de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres a nivel social, familiar y laboral, concienciando y favoreciendo la adquisición de valores en favor de la igualdad.
  • Identificar los momentos clave de la historia de las mujeres.
  • Diferenciar y clarificar conceptos como sexo, género o estereotipo.

CONTENIDO

A lo largo de las siguientes líneas exploraremos cómo, aunque se han hecho importantes avances en materia de igualdad entre mujeres y hombres, la igualdad real es aún a día de hoy un tema no resuelto. Nos centraremos en visibilizar qué es lo que ha ocurrido para que en pleno siglo XXI sigamos hablando de discriminación en cuanto al género.

DURACIÓN de aproximadamente __ horas.

MÓDULO 0. INTRODUCCIÓN

 

El curso que estás comenzando ha sido concebido para que puedas aprender de una forma atractiva y sencilla sobre uno de los aspectos más necesarios en nuestra sociedad: la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres.

A lo largo de las siguientes líneas detectaremos cuáles son los problemas que nos afectan y cómo podremos hacerle frente a través del reconocimiento y el cambio social correspondiente.

MÓDULO 1. CONCEPTOS BÁSICOS: ¿Qué es el género?

 

El género es la construcción cultural que toda sociedad elabora sobre el sexo anatómico y que va a determinar, al menos en alguna medida, y según la época y cultura de que se trate, el destino de la persona, sus principales roles, su estatus y hasta su identidad en tanto identidad sexuada.

Alicia Puleo en "Filosofía, género y pensamiento crítico".

Se ha discutido, y se continúa haciéndolo, sobre las relaciones entre los componentes del género. En todo caso, distintos enfoques feministas (particularmente el liberal y socialista) dieron gran importancia a la división sexual del trabajo característica del rol. Esta noción se refiere al hecho de que toda sociedad conocida divide por sexo las tareas. Esto no quiere decir que la división sea siempre la misma. Las tareas asignadas a cada sexo varían de una sociedad a otra. Lo que subsiste es la división sexual del trabajo. Hay una tendencia general a que ciertas tareas sean propias de las mujeres, en particular aquellas relacionadas con la crianza de los hijos, con el cuidado del hogar y con la reproducción.

Para Juan Vicente Aliaga en su libro Arte y cuestiones de género: una travesía del siglo XX (2004) el género fue acuñado a principios de los años setenta en el contexto estadounidense, siendo un concepto que facilitó a las mujeres alejarse del discurso de que la verdad de la persona estribaba en su anatomía, en su sexo biológico.

Con el paso del tiempo y tras el impacto de las teorías de Michael Foucault, se afirmó que no existe ninguna verdad y/o autenticidad absoluta en el individuo. Y que desde luego las personas no nacen hombres o mujeres, sino que se convierten en tales en el proceso de aprendizaje y de socialización, de lo que se infiere que la genética y la anatomía son realidades que no suponen un destino indefectible, ya que se pueden sufrir modificaciones y cambios.

Joan W. Scott definió el género como “un elemento constitutivo de las relaciones sociales basado en las diferencias percibidas entre los sexos” (1987). Diferencias que no son naturales, sino que obedecen a construcciones y paradigmas sociales; de ahí que sea importante establecer una línea divisoria entre género y sexo. El segundo término tiene sus raíces en la biología y divide a la especie humana en varones y mujeres en función de los genitales. En cambio, género se usa para referirse al conjunto de valores, roles, comportamientos, actitudes y expectativas que cada cultura diseña y elabora adjudicándolos a varones y mujeres en función de haber nacido con un sexo u otro.

Juan Vicente Aliaga

Crítico de arte español que ha escrito ampliamente sobre arte conceptual contemporáneo, así como sobre género y teoría queer.

Michel Foucault

Filósofo, historiador, sociólogo y psicólogo francés con numerosos estudios críticos en diversos ámbitos: desde psiquiatría y medicina, pasando por las ciencias humanas, hasta el más interesante para nosotros: Historia de la sexualidad. A este último corresponde su publicación FOUCAULT, MICHAEL, Historia de la sexualidad, Paris: Gallimard, 1984. Un amplio estudio de cuatro volúmenes que recorre la trayectoria de la sexualidad en occidente, examinando la aparición de la misma como objeto discursivo. Citado en BUTLER, JUDITH, El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad, Barcelona: Paidós, 2007.

Joan W. Scott

Historiadora y filósofa estadounidense cuyos estudios orbitan en torno a la especialización en historia francesa, así como en ámbitos de género e historia de la mujer. Entre sus numerosos estudios cabe destacar SCOTT, JOAN W., “Gender: a Useful Category of Historical Analysis”, Gender and the Politics of History, American Historical Review, vol. 91, nº5, pp.1053-1075, 1987. Citada en BUTLER, JUDITH, El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad, Barcelona: Paidós, 2007.

Feminidad y masculinidad

De lo anterior se deduce la elaboración, a lo largo de los tiempos, de la feminidad y de la masculinidad como géneros antitéticos que no deben mezclarse. De este modo, a la primera se le han asociado tradicionalmente conceptos como los de dulzura, emoción, sentimientos y pasividad, entre un largo etcétera; mientras a la masculinidad le adjudicaron los de autoridad, disciplina, control y razón, entre otros. Es sabido que esta retahíla de valores no es neutral ni inocente, sino que se ha edificado a partir de un sólido sinfín de presiones y constreñimientos de toda índole (sociales, culturales, religiosos), con las que se ha tratado de impedir algo que tiene lugar en la realidad más a menudo de lo que la ortodoxia y la moralidad hegemónicas quieren reconocer: hay mujeres cuyo comportamiento y conductas podrían catalogarse en la definición convencional de masculinidad y viceversa.

Del mismo modo, también existe la variante en la que valores y expresiones de ambas categorías confluyen en un mismo sujeto.

Las combinaciones son muchas y muy diversas a pesar de la estricta regulación convencional del proceso de socialización con que se adoctrina a niños y niñas en todas y cada una de las esferas de la vida, desde la familia y la escuela hasta los medios de comunicación.

Por otra parte, Simone de Beauvoir afirmaba en El segundo sexo (1981) que no se nace mujer, sino que llega una a serlo.

Según Beauvoir el género se “construye”, pero en su formulación queda implícito un agente, el cual de alguna manera adopta o se apropia de ese género y, en principio, podría asumir algún otro.

A la izqda: Fotografía de la filósofa Simone de Beauvoir en su despacho tomada en noviembre de 1945.

Judith Butler en su libro El género en disputa (2007) se pregunta: ¿Existe “un” género que las personas tienen, o se trata de un atributo esencial que una persona es, como lo implica la pregunta “¿De qué género eres?” 

Cuando las teóricas feministas afirman que el género es la interpretación cultural del sexo o que el género se construye culturalmente, ¿cuál es el modo o el mecanismo de esa construcción?

Llegados a este punto en el que hemos definido desde distintos posicionamientos lo que es el género ¿cuál es entonces la diferencia entre género y sexo? A la hora de diferenciarlos debemos considerar que el sexo viene determinado por la naturaleza, por la biología: una persona nace con sexo femenino o sexo masculino. En cambio, como hemos visto hasta ahora, el género es una construcción social y cultural.

¿Qué es entonces la igualdad?

Aclarada esta diferencia, vamos a preguntarnos otra cuestión: ¿Qué es la igualdad? Según la RAE (Real Academia Española de la Lengua), la igualdad es:

“Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad”. Una segunda acepción dice que es “la correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo”.

MÓDULO 2. ESTEREOTIPOS DE GÉNERO COMO PRINCIPIO DE EXCLUSIÓN

La definición de la RAE para la palabra estereotipo es imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. ¿Crees que es correcta esta definición? Debemos considerar que el estereotipo como algo subjetivo que dirige las expectativas de un grupo social, determinando sus opiniones.

Para López Valero el origen del estereotipo es emocional, tiene su base en una determinada utilización del lenguaje y se transmite de generación en generación ya que evoluciona más despacio que la sociedad. Estos estereotipos definen una actitud de rechazo que empuja a la persona a actuar de la forma negativa que se le ha supuesto (1995). Por lo tanto, los estereotipos son ideas preconcebidas y simplistas muy arraigadas, aceptadas socialmente y transmitidas de generación en generación que tienden a crear generalizaciones sobre colectivos que forman parte de una sociedad. Están tan arraigados que son difíciles de modificar.

El estereotipo aporta una aprehensión de la realidad más lejana y también de la más cercana. Supone un arma de doble filo, ya que depender de estereotipos supone en ocasiones la conformación de imágenes cognitivas erróneas y en otros casos, el encasillamiento en comportamientos determinados, con lo que se genera un juicio de las conductas como “correctas o incorrectas” según se adecúen o no a la convencionalidad, llegando a situaciones de censura.

En el caso concreto de los estereotipos de género, se trata de una serie de ideas impuestas, simplificadas, pero fuertemente asumidas, sobre las características, actitudes y aptitudes de las mujeres y los hombres, respectivamente. Son los modos de actuación considerados correctos o incorrectos imputables a un rol determinado en una sociedad y en un momento dado.

4 ESTEREOTIPOS DE GÉNERO

Rasgos de personalidad

Se suele esperar que las mujeres sean pasivas y sumisas, mientras que de los hombres se espera que sean seguros de sí mismos y agresivos.

Apariencia física

Se generaliza el uso de determinadas prendas o cortes de pelo en función del género, atribuyendo la falda y el pelo largo a las mujeres, y el pelo corto y los  pantalones a los hombres.

Comportamiento doméstico

Se suele considerar que las mujeres cuidan mejor de los niños; mientras que los hombres se desenvuelven mejor en tareas de reparaciones.

Ocupaciones

Convencionalmente, las mujeres son consideradas mejores en el desempeño de ocupaciones de ayuda y los hombres en ocupaciones técnicas.

Hasta no hace mucho tiempo, los estereotipos relacionados con el género no se habían tomado como un posible factor de exclusión social. Sin embargo, los estereotipos de género pueden causar un trato desigual e injusto debido al género de una persona. Esto, se denomina sexismo, consiste en formular hipótesis injustificadas o al menos sin fundamento, sobre las capacidades, los objetivos o los roles sociales de una persona únicamente en base a sus diferencias sexuales.

Exclusión social y de género

Se puede definir la exclusión social como la situación carencial generalizada y de aislamiento social que sufren los individuos o grupos sociales, resultante de procesos en los que actúan factores de carácter económico, social, político y cultural que, a su vez, interactúan entre sí, reforzándose mutuamente. Entran en juego factores como la desestructuración familiar, el aislamiento social, un bajo nivel cultural-escolar, y todos aquellos aspectos que generen la imposibilidad de participar plenamente como ciudadano.

Por lo tanto, la exclusión social se relaciona con la limitación en el acceso a bienes y servicios y, consecuentemente, con la limitación en el ejercicio de los derechos y la participación social. Desde la perspectiva de género, los procesos de exclusión social se vienen analizando a través del enfoque de la interseccionalidad, que hace referencia al análisis de cómo las diversas discriminaciones y opresiones que padece una persona interactúan de manera simultánea, configurando su identidad.

Las desigualdades por razón de sexo interaccionan con otras circunstancias que generan procesos de exclusión: la enfermedad, la discapacidad, el aislamiento relacional, la pertenencia a minorías étnicas, la drogadicción o el encarcelamiento. En esta interacción se la discriminación y la exclusión social se retroalimentan, dando lugar a una discriminación múltiple.

La igualdad de oportunidades y la eliminación de las distancias en la participación social, económica y política entre hombres y mujeres es uno de los objetivos de las políticas sociales. Pese a que en los últimos años se han producido avances considerables, todavía se trata de una tarea pendiente ya que persisten importantes brechas entre ambos sexos.

MÓDULO 3. EL LENGUAJE SEXISTA

Llamamos lenguaje sexista a aquel que refleja y expresa parcialidad hacia uno de los sexos, y, por lo tanto, trata a los miembros del otro de manera discriminatoria. 

En la mayoría de los casos esta parcialidad se manifiesta a favor del sexo masculino y en detrimento del sexo femenino. La existencia del lenguaje sexista es el resultado del sexismo en la propia sociedad y como un fenómeno social, está íntimamente relacionado con las actitudes sociales.

El lenguaje inclusivo como herramienta igualitaria

Durante el ciclo de conversaciones sobre feminismo organizado por la Asamblea Feminista de Valencia el pasado 5 de mayo de 2020, Teresa Meana Suárez expuso con claridad en su ponencia el estado de la cuestión en torno a la razón del lenguaje inclusivo. Puedes acceder a la misma con el botón de la izquierda. A partir de algunas ideas fundamentales extraídas de su ponencia, aprenderemos en qué consiste el lenguaje inclusivo, qué objetivo persigue y si es adecuado.

Teresa Meana Suárez

Teresa Meana Suárez

Activista feminista, docente y filóloga experta en lenguaje inclusivo.

Nuestra lengua, el castellano, no es sexista, pero sí lo es su uso.

El uso de lenguaje sexista está presente en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida: en la cultura, la tradición, los medios de comunicación masivos, la publicidad, el ámbito laboral y el ámbito educativo, que es de vital importancia. En él la comunicación inclusiva debería estar especialmente presente: desde la relación profesorado-alumnado hasta los libros de texto deberían procurar ser inclusivos a la hora de dirigirse, en el uso de ejemplos y analogías de la vida cotidiana la representatividad de ilustraciones y un largo etcétera.

El uso de un lenguaje inclusivo proporciona una correcta relación de iguales que también educa y proporciona una preparación integral del estudiante.

El lenguaje es el medio a través del cual lo aprendemos todo, se nos socializa. No debemos entender la lengua como una suma de reglas gramaticales. En su lugar, se trata de un reflejo de nuestra concepción del mundo, una manera especial de organizar el pensamiento. Nuestro lenguaje está vivo y sujeto a cambios: no es algo con lo que nacemos sino algo adquirido. Ya que es algo construido, se puede analizar, deconstruir y transformar.

En definitiva: los obstáculos nunca están en la propia lengua, sino en su uso. Es lógico que, al ser un reflejo de la realidad, si cambia esta cambiará también la forma de nombrarla.

Algunos de los ejemplos que podamos usar para hacer que nuestra lengua sea más inclusiva en nuestros ámbitos laborales y familiares son:

Director →  Dirección

Secretaria →  Secretaría

Médicos →  Personal sanitario

Genéricos para colectivos (gente, población, ciudadanía, profesorado, alumnado, juventud, vecindario).

Los médicos acudieron en 30 minutos al lugar del accidente
 →  El personal sanitario acudió en 30 minutos al lugar del accidente.

Dos formas, aunque parezca repetición ya que son dos realidades muy diferentes:

Las y los agentes de la policía.

Pronombres: El que, los que, aquellos que à quien/quienes.

El que solicite una instancia →  Quien solicite una instancia.

Sustituir el pronombre impersonal uno →  alguien/cualquiera.

Cuando uno lee una noticia →  Cuando alguien lee esa noticia.

Cambiar el verbo de 3ª persona singular a la 2ª persona del plural:

El alumno solo tendrá que usar ropa adecuada →  Recomendamos usar la ropa adecuada.

La participación igualitaria de las mujeres en la adopción de decisiones no sólo es una exigencia básica de justicia, sino que puede considerarse una condición necesaria para que se tengan en cuenta los intereses de las mujeres. Sin su participación activa, así como el uso del lenguaje inclusivo y la incorporación del punto de vista de las mujeres a todos los niveles del proceso de toma de decisiones, no se podrán conseguir los necesarios objetivos de igualdad, desarrollo y paz.

MÓDULO 4. LAS MUJERES Y EL MUNDO LABORAL

La igualdad efectiva entre hombres y mujeres en el campo profesional sigue siendo uno de los grandes retos pendientes en nuestra sociedad.

A lo largo de la historia, las mujeres han tenido un rol tradicionalmente adherido al hogar. Si bien a finales del siglo XVIII, a partir de la Revolución Industrial, las mujeres empezaron a incorporarse al mundo laboral, no lo hicieron con las mismas condiciones ni derechos laborales que los varones.

Otro momento clave para la incorporación de las mujeres al mundo laboral vino determinado por la I y la II Guerra Mundial, en las que los hombres eran destinados a luchar al campo de batalla y las mujeres comenzaron a trabajar en las fábricas para evitar el cese de producción y abastecimiento.

Jugaron un papel fundamental para mantener el país en marcha: ocuparon el lugar de los hombres en las fábricas y consiguieron que la economía no se derrumbara.

Como muestra de la importancia de la incorporación al trabajo, algunos de los carteles que formaron parte de las campañas que instaban a la población de mujeres a incorporarse al mercado laboral se han convertido en iconos del movimiento feminista. El cartel We can do it (Nosotras podemos) fue creado en EEUU durante la II Guerra Mundial (1939-1945): muestra a una mujer con el mono de trabajo, levantando el brazo como símbolo de la fuerza y el poder de las trabajadoras. En la década de 1980, el cartel se convirtió en un símbolo del movimiento feminista.

A la dcha.: Portada de la revista LIFE, Nº 9 agosto 1943 
A la izqda: Cartel We Can Do it

Las mujeres trabajadoras en el ámbito de la cultura

Las mujeres han desempeñado un papel secundario en profesiones relacionadas con el teatro, el cine, el arte, la literatura o la ciencia. La discriminación ha sido a lo largo de la Historia el elemento que ha definido el mundo laboral femenino, haciendo que las mujeres se concentren en aquellas profesiones que tienen más que ver con los roles y estereotipos que tradicionalmente se le han atribuido.

En las últimas décadas se ha avanzado mucho pero no lo suficiente para que la lucha por la igualdad de género pase a un segundo plano. Existen muchos obstáculos sociales, culturales y estructurales que impide que las mujeres puedan avanzar en igualdad de condiciones. Buscar trabajo o ascender no es lo mismo para un hombre que para una mujer.

En el caso del arte la presencia de mujeres artistas en ferias y museos es escasa a pesar de que son mayoría en las escuelas de Bellas Artes e Historia del Arte. También ocurre en los puestos directivos, donde apenas hay sitio para las mujeres debido a que los grandes poderes, tanto económicos como artísticos, están ocupados por hombres.

Las mujeres científicas o investigadoras suelen permanecer normalmente en un segundo plano. Cuando una mujer decide empezar una carrera de Ciencia, se enfrenta a un montón de obstáculos por los que los hombres no suelen enfrentarse. Además, hay que tener en cuenta que sus méritos suelen pasar desapercibidos.

Hoy en día es habitual leer novelas o ensayos escritos por mujeres. No obstante, la existencia de mujeres a lo largo de la historia ha sido un hecho excepcional. Sin apenas oportunidad para instruirse y en un mundo de prohibiciones sus funciones se limitaban al ámbito doméstico.

La literatura escrita por mujeres no debe caer en el tópico de literatura femenina, pues esto nos conduce a cosas reductoras. La literatura escrita por mujeres es mucho más amplia y nos lleva a hablar de cuestiones que nos pueden interesar a todos.

Fuente: Informe de indicadores estadísticos culturales vinculados a las Bellas Artes y Bienes Culturales realizado por el Observatorio de Igualdad de Género en la Cultura (Ministerio de Cultura y Deporte de España) – 11 de febrero de 2021.

En definitiva: Pese a que en la mayor parte de disciplinas son más numerosas las mujeres (a nivel de estudios, así como atendiendo a datos de consumo cultural), su porcentaje de participación en profesiones culturales es menor, siendo aún más acusado en el caso de puestos más altos.

El techo de cristal en el trabajo

El techo de cristal es una metáfora utilizada por el movimiento feminista para designar la situación de desigualdad de las mujeres en diferentes ámbitos, con especial hincapié en el mundo laboral. Se utiliza esta expresión porque alude a barreras efectivas, pero aparentemente invisibles o cuya existencia nadie quiere admitir, que acaban perjudicando a las mujeres en el desarrollo de su carrera profesional y en su vida personal.

En el mundo laboral, las mujeres cobran menos que sus compañeros a pesar de ocupar el mismo cargo, contar con las mismas tareas y responsabilidades. Además, según datos de Naciones Unidas, menos de una tercera parte de los puestos directivos están ocupados por mujeres. La situación de desigualdad empeora en los países con menos recursos, donde las mujeres tienen un acceso a la educación más limitado.

Además de tener menos oportunidades, para las mujeres es más difícil compaginar su profesión con la maternidad. En todo el mundo, solo 63 países ofrecen la baja de maternidad de 14 semanas recomendada por la Organización Internacional del Trabajo. Y menos de una tercera parte de las mujeres trabajadoras tiene derecho a pedir la baja.

MÓDULO 5. POLÍTICAS DE IGUALDAD

Las políticas públicas de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres están encaminadas a promover la plena integración de mujeres y hombres en la vida política, social y económica, favoreciendo así que la igualdad formal se convierta en igualdad real.

El primer plan de Igualdad de oportunidades se puso en marcha en 1987 como una estrategia política para mejorar la situación social de las mujeres a través de varias medidas en diversas áreas. Este primer modelo se hizo siguiendo el plan de programas para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres de la Comunidad Europea, en la que España se había incorporado en 1986.

Algunos precedentes internacionales destacados anteriores al programa de la Comunidad Europea fueron:

Por parte de la Asamblea General Naciones Unidas, cabe destacar la Convención sobre la eliminación de toda discriminación contra la mujer (1979) y la IV Conferencia Mundial de Mujeres celebrada en Pekín (1995). En esta última, se establecieron áreas de actuación, objetivos estratégicos y medidas concretas para que adoptasen los gobiernos, la comunidad internacional, organizaciones no gubernamentales y el sector privado.

En segundo lugar, cabe destacar entre otras disposiciones del marco de la Unión Europea, el Pacto Europeo por la Igualdad de Género (2011).

Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la integridad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.

Art 9.2 de la Constitución Española

Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Art 14 de la Constitución Española

A la vista de la insuficiencia de estos artículos en cuestión de igualdad efectiva entre hombres y mujeres en diversos ámbitos, se ha promovido la creación de organismos y suborganismos específicos, así como planes o leyes más concretas, que aborden esta cuestión de forma específica.

El primer organismo surgido de relevancia en esta materia fue el Instituto de la Mujer, creado en el año 1983.

Este órgano consultivo ha estado incluido en diversos organismos mayores: si bien inicialmente estuvo adscrito al Ministerio de Cultura, pasó por el Ministerio de Asuntos Sociales (1988), el Ministerio de Trabajo dentro de la Secretaría General de Políticas de Igualdad (2004), el Ministerio de Igualdad (2008), el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, Presidencia (2018) hasta volver al Ministerio de Igualdad en 2020, dentro del cual actualmente permanece bajo la denominación “Instituto de las Mujeres”.

Partiendo del traspase del Instituto de la Mujer a lo largo de las últimas décadas y de la necesidad general de planes estratégicos de igualdad y observatorios, han aparecido suborganismos específicos en diversos ministerios. Entre ellos, el que más nos interesa es el Observatorio de igualdad de género en el ámbito de la cultura, adscrito al Ministerio de Cultura y Deporte.

Respecto a planes estratégicos específicos, debemos destacar el Plan estratégico de igualdad de oportunidades 2014-16. Entre sus objetivos, se establecen como prioritarios aquellos relativos al empleo y de erradicación en violencia. Los relativos al ámbito educativo están categorizados como una cuestión secundaria, a seguir una vez conseguidos los primeros. Pero, ¿es posible erradicar la violencia contra la mujer y derrumbar el techo de cristal sin concienciar de su existencia y educar en materias de igualdad?

En lo que respecta al sector privado, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. (boe.es) recogía la obligación de implantar planes de igualdad en empresas, que ha sido introducida de forma progresiva: 1º a partir de 250 empleados (año 2019), 2º 150 (año 2020) hasta los 50 empleados (año 2021).

¿Qué políticas existen a nivel autonómico en materia de igualdad? El caso de Castilla y León

 

Cabe destacar el Plan Autonómico para la Igualdad de Oportunidades y contra la Violencia de Género en Castilla y León 2013-2018En él se recogen de forma unificada y sin precedentes en Castilla y León medidas para combatir la desigualdad y violencia contra las mujeres. Entre ellas, destaca el especial hincapié en dos materias: de empleo y educativo-cultural. Las medidas de esta última pueden resumirse en los siguientes puntos:

  • Desarrollar programas formativos y de sensibilización dirigidos a todo el sector educativo, concienciando en actuación previa como transmisor de valores, así como detección de situaciones e intervención estableciendo protocolos específicos.
  • Fortalecer la figura y capacitación de la persona responsable de igualdad en los centros educativos (en todos los niveles educativos) para el impulso de la perspectiva de género.
  • Incorporar la perspectiva de género en la orientación académica y profesional.
  • Desarrollar acciones informativas en materia afectivo-sexual.
  • Crear fondos bibliográficos especializados en materias de género e igualdad en bibliotecas públicas y universitarias.
  • Difusión de material audiovisual sobre igualdad enfocado hacia el público joven.
  • Promover el acceso de las mujeres a las actividades deportivas en condiciones de igualdad y fomentar eventos deportivos que favorezcan su participación activa.
  • Favorecer la visibilidad de mujeres con implicación relevante en el ámbito cultural, científico, artístico, deportivo (equipos de mujeres).
  • Fomentar la realización de actividades culturales que ayuden a la superación de los estereotipos de género y al desarrollo de una actitud positiva hacia las labores de cuidado históricamente asignadas a las mujeres.
  • Utilizar el arte, los espacios y actividades culturales y las competiciones deportivas como transmisores de valores igualitarios y difusores de mensajes que visibilicen a la mujer y reflejen los aspectos negativos de la violencia ejercida sobre ellas y los aspectos positivos de la participación igualitaria en la sociedad.

    Este último punto nos atañe especialmente, ya que se insiste en el valor del papel educativo de espacios y actividades culturales no sólo en materias específicas, sino incidiendo en la transversalidad de estos contenidos educativos, abarcando también cuestiones como es educar en igualdad.

MÓDULO 6. CUESTIONES PARA REFLEXIONAR

Según tu experiencia laboral, ¿cómo valoras la igualdad real entre mujeres

y hombres?

¿Usas un lenguaje inclusivo? ¿Qué aspectos te parecen más relevantes del mismo?

¿Consideras que se trabaja en plena igualdad de condiciones en las escuelas?

¿Y en otros ámbitos como la universidad o el mundo laboral?

¿Crees que aún serían necesarios cambios? En este caso ¿cuáles serían?

Pensando en estereotipos de género, ¿cuáles crees que serían los más fáciles de erradicar y cómo?

MÓDULO 7. PARA SABER MÁS

ENLACES

¿Qué es la igualdad de género?

Teresa Meana Suárez sobre el lenguaje inclusivo

Marina Subirats sobre cómo educar en la igualdad de género

Yolanda Domínguez “Revelando estereotipos que no nos representan”

Observatorio de Igualdad de Género | Ministerio de Cultura y Deporte

Políticas de igualdad | Ministerio de Ciencia e Innovación

Material del Instituto Nacional de las Mujeres

Strategic Engagement for Gender Equality 2016-2019

Ley 1/2003 de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres CyL

Plan Autonómico para la Igualdad de Oportunidades y contra la Violencia de Género CyL

BIBLIOGRAFÍA

ALIAGA, JUAN V., Arte y cuestiones de género: una travesía del siglo XX, San Sebastián: Nerea, 2004.

BUTLER, JUDITH, El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad, Barcelona: Paidós, 2007.

DE BEAUVOIR, SIMONE, El segundo sexo, Madrid: Aguilar, 1981.

LÓPEZ VALERO, A., y GUERRERO RUIZ, P., “El lenguaje y su influencia en la configuración de los espacios sexistas en las personas” en Aspectos de Didáctica de la lengua y literatura, Murcia: Universidad de Murcia, 1995.

SCOTT, JOAN W., “Gender: a Useful Category of Historical Analysis”, Gender and the Politics of History, American Historical Review, vol. 91, nº5, pp.1053-1075, 1987.

VARELA, N., Cansadas: una reacción feminista frente a la nueva misoginia, Ediciones B, Barcelona, 2017.

MÓDULO 8. TEST DE EVALUACIÓN

¡Ya casi estamos! El último paso para completar el curso de Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres será el test de evaluación. Encontrarás el cuestionario al hacer clic en el botón “TEST”.

Ten en cuenta que la herramienta de autoevaluación será Google Forms, así que necesitarás registrar tu test completado (limitado a una única respuesta) desde una cuenta de Google